Bibliotecas escolares y archivos históricos: cómo protegerlos eficazmente contra incendios

Bibliotecas escolares y archivos históricos: cómo protegerlos eficazmente contra incendios

Proteger bibliotecas escolares y archivos históricos frente al riesgo de incendios no es una opción: es un compromiso ineludible con la memoria, la educación y la cultura. Estos espacios albergan materiales que van desde libros y documentos antiguos hasta mobiliario y textiles que, por su naturaleza, son altamente inflamables y vulnerables al fuego. Hoy más que nunca, garantizar su seguridad requiere combinar estrategias de prevención, sistemas avanzados de protección y tratamientos especializados.

El riesgo real del fuego en bibliotecas y archivos

Los materiales presentes en estos lugares —papeles antiguos, encuadernaciones, estanterías de madera, cortinas y alfombras— son considerados combustibles sólidos tipo A, capaces de alimentar un incendio con rapidez y de generar humo tóxico que puede deteriorar incluso los documentos que no han sido alcanzados por las llamas. La pérdida de un archivo histórico o de una biblioteca escolar no solo significa daño material, sino también la destrucción de patrimonio cultural, educativo y memoria histórica.

Entre las causas más frecuentes de incendios destacan:

  • Instalaciones eléctricas antiguas o sobrecargadas.
  • Uso de calefactores, lámparas o equipos sin protección térmica.
  • Mantenimiento insuficiente de sistemas de detección y alarma.
  • Acumulación de polvo, papel y materiales inflamables en zonas mal ventiladas.

Por ello, es fundamental contar con una estrategia integral de protección que combine prevención, detección y extinción. En este sentido, las ignifugaciones de materiales constituyen una de las herramientas más efectivas y respetuosas con el patrimonio, reduciendo significativamente la capacidad de combustión de los objetos.

Marco normativo en Andalucía: seguridad con respaldo legal

Andalucía cuenta con un marco legal robusto que respalda la protección de bibliotecas y archivos. Las bibliotecas escolares forman parte del Sistema Andaluz de Bibliotecas y Centros de Documentación, regulado por la Ley 16/2003, que reconoce su valor educativo y establece normas básicas para su conservación y seguridad.

El Acuerdo de 23 de enero de 2007, junto con las Instrucciones de 24 de julio de 2013, detalla la organización, funcionamiento y directrices técnicas de estas bibliotecas, mientras que la Red Andaluza de Bibliotecas Escolares proporciona asesoramiento en materia de seguridad y conservación preventiva. Por su parte, los Archivos Históricos Provinciales y el Archivo General de Andalucía deben cumplir con el Reglamento de Seguridad Contra Incendios en Establecimientos Industriales (RSCIEI) y el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI), que definen criterios estrictos de detección, alarma y extinción.

Tratamientos ignífugos: proteger sin alterar el patrimonio

Uno de los pilares de la prevención efectiva es la ignifugación de los materiales, un método que permite proteger libros, documentos, mobiliario de madera y textiles sin comprometer su integridad o apariencia. Los tratamientos ignífugos actúan retardando la combustión y formando barreras térmicas que dificultan la propagación del fuego.

Tipos de tratamientos recomendados

  • Barnices y lacas intumescentes: crean una capa protectora que se expande con el calor, aislando el material y protegiendo estanterías, puertas y mobiliario de madera.
  • Sprays y soluciones retardantes para papel: transparentes, aplicables mediante pulverización ligera, reducen la inflamabilidad sin afectar la tinta ni la textura.
  • Pinturas intumescentes para estructuras metálicas: mantienen la integridad de estanterías y estructuras metálicas frente a deformaciones por calor.
  • Tratamientos textiles: cortinas, moquetas y tapizados tratados conforme a la norma UNE EN 13773 garantizan una reacción controlada al fuego sin alterar color ni tacto.

La aplicación debe realizarse por empresas certificadas, garantizando la emisión del certificado de tratamiento ignífugo, imprescindible en inspecciones y auditorías.

Equipos esenciales de protección contra incendios

Además de la ignifugación, los espacios deben estar equipados con sistemas activos de protección:

  • Extintores ABC: aptos para fuegos sólidos, líquidos y eléctricos.
  • Extintores de CO₂: ideales en zonas con equipos electrónicos o documentos delicados.
  • Detectores de humo y temperatura: permiten la detección temprana y minimizan daños.
  • Sistemas de alarma conectados a central receptora: garantizan respuesta inmediata.
  • Bocas de Incendio Equipadas (BIE): imprescindibles en archivos extensos o subterráneos.

La formación del personal y la realización periódica de simulacros son tan importantes como los equipos. Cada centro debe contar con un plan de emergencia actualizado, contemplando evacuación segura y protocolos de actuación frente al fuego.

Protección pasiva contra incendios: un escudo silencioso

La protección pasiva contra incendios complementa a los sistemas activos y a los tratamientos ignífugos. Incluye la instalación de tabiques, puertas cortafuego, revestimientos y sellados que ralentizan la propagación del fuego, ofreciendo tiempo valioso para la evacuación de personas y la protección de materiales.

Un archivo histórico o una biblioteca escolar correctamente diseñados incorporan elementos pasivos estratégicamente distribuidos, logrando una defensa eficaz sin comprometer la funcionalidad o estética del espacio.

Formación y protocolos: la prevención empieza por las personas

Incluso los sistemas más avanzados pueden fallar si el personal no está preparado. Por eso, es imprescindible:

  • Capacitar a docentes, bibliotecarios y personal de archivos en uso de extintores y procedimientos de emergencia.
  • Realizar simulacros de evacuación al menos una vez al año.
  • Actualizar planes de seguridad y comunicación frente a emergencias.
  • Fomentar la cultura preventiva entre alumnos y usuarios, generando conciencia sobre la importancia de la protección contra incendios.

Preservar el conocimiento: un compromiso con la educación y la historia

Las bibliotecas escolares andaluzas no son solo espacios de lectura; son centros de aprendizaje, creatividad y transmisión cultural. Protegerlas implica garantizar que generaciones futuras puedan acceder al conocimiento acumulado.

Del mismo modo, los archivos históricos custodian documentos que narran siglos de historia. Su pérdida representaría un agujero irremplazable en la memoria colectiva. Por ello, la prevención contra incendios no es un gasto, sino una inversión en educación, cultura y memoria.

Implementar tratamientos ignífugos certificados, instalar sistemas de detección y extinción confiables, y formar al personal, asegura que este patrimonio educativo e histórico permanezca intacto y accesible.

Proteger el conocimiento para el futuro

La protección contra incendios en bibliotecas y archivos es un deber que va más allá de la normativa: es un compromiso con la educación, la cultura y la memoria histórica. Apostar por sistemas de ignifugación certificados, equipamiento de detección y extinción, y planes de emergencia actualizados no solo previene tragedias: asegura que el conocimiento siga iluminando aulas y archivos.

Proteger los libros es proteger las ideas. Y las ideas que sobreviven al fuego son las que moldean el futuro.