¿Están obligados los comercios a revisar sus sistemas contra incendios cada trimestre?
La pregunta es sencilla, directa, y tiene implicaciones tan serias como un salto sin red: ¿están obligados los comercios a revisar sus sistemas contra incendios cada trimestre? La respuesta, aunque debería ser de dominio público, aún genera dudas en muchos sectores, desde el pequeño comercio de barrio hasta grandes superficies. Pero antes de abordar obligaciones, protocolos y normativas, hagamos una pausa. Pensemos en una estampa demasiado habitual: un cortocircuito en una trastienda mal ventilada, una chispa que no avisa, una llama que crece. En menos de cinco minutos, el negocio por el que has luchado durante años puede reducirse a cenizas.
Los incendios en comercios no son ciencia ficción. Según el informe ‘Estamos Seguros’ de Unespa, el 8,5% de los incendios se producen en locales comerciales. No es poco. Es más que los registrados en edificios industriales, lo cual debería poner en guardia a todo empresario con persiana.
La normativa no es optativa: revisiones obligatorias cada tres meses
Desde la entrada en vigor del Real Decreto 513/2017, que regula las instalaciones de protección contra incendios, los comercios están obligados a realizar una revisión trimestral de sus sistemas. Esa revisión puede realizarla el propio titular del negocio, siempre que cumpla con los requisitos técnicos, o puede subcontratarla a una empresa especializada. Pero ojo, la revisión debe constar en acta y guardarse durante cinco años. No es un papel cualquiera. Es el escudo legal si algún día toca rendir cuentas.
La protección activa contra incendios no es simplemente instalar un extintor en la entrada o colocar un cartel de “Salida de emergencia”. Es un compromiso permanente, una disciplina. Las inspecciones deben constatar que los dispositivos están operativos, que los extintores no han caducado, que la señalización es visible y no ha sido tapada por carteles de rebajas.
Extintores: ¿decoración o salvavidas?
Un extintor caducado es como un paracaídas con agujeros. No sirve. Y, sin embargo, en muchos comercios su revisión pasa desapercibida, como si se tratara de una planta en la esquina del local. Cada extintor debe revisarse trimestralmente de forma visual, y una vez al año por técnicos cualificados. Porque un conato de incendio —ese fuego incipiente que parece no ir a más— puede contenerse si se actúa rápido y con medios eficaces.
Desde la revisión de extintores hasta la comprobación de las luces de emergencia, todo debe figurar en un registro. Porque cuando hay fuego, el papel también arde. Y el seguro solo responderá si se han cumplido con las normativas en tiempo y forma.
¿Y las ignifugaciones? El gran olvidado que salva vidas
Aquí viene la segunda gran pregunta: ¿Las ignifugaciones se revisan también? Y más aún: ¿están los comercios obligados a ignifugar? Depende. No todos, pero sí muchos. Especialmente aquellos en los que la acumulación de materiales combustibles, textiles o elementos de madera es elevada. Hablamos de tiendas de ropa, zapaterías, librerías, o incluso restaurantes. La normativa puede variar según la comunidad autónoma, pero la lógica es clara: las ignifugaciones protegen y evitan catástrofes mayores cuando hay incendios.
En este sentido, la elección de materiales ignífugos y su correcta aplicación es tan crucial como tener un sistema de detección de humos. Las ignifugaciones deben realizarse por empresas autorizadas y deben renovarse periódicamente, especialmente si hay cambios en la distribución del local o en los materiales expuestos.
En las noticias de sucesos, vemos constantemente ejemplos de locales devorados por las llamas. La mayoría tenían extintores. Algunos incluso sistemas de detección. Pero pocos contaban con materiales ignífugos correctamente tratados. El fuego no siempre empieza por un descuido. A veces simplemente encuentra el combustible perfecto.
¿Qué tipo de comercios están obligados a ignifugar?
No es lo mismo una frutería que un restaurante con cocina industrial. No es igual una zapatería con estanterías de cartón que una tienda de electrónica. La exigencia de ignifugación está directamente vinculada al riesgo que implica la actividad y los materiales presentes. En términos generales, están más vigilados los negocios con:
- Gran afluencia de público.
- Almacenamiento de materiales inflamables.
- Instalaciones de cocina o maquinaria caliente.
- Decoración interior basada en textiles o madera.
En estos casos, las autoridades pueden requerir que las estructuras, techos, cortinas o paneles sean tratados con productos ignífugos certificados. Y no basta con hacerlo una vez. Esas ignifugaciones también deben renovarse y revisarse periódicamente.
Las consecuencias económicas de un incendio
No hablamos solo de pérdidas materiales. Hablamos de cierre temporal, de caída en la reputación del negocio, de trabajadores sin jornada. Según Unespa, los incendios en comercios generan un incremento del 11,5% en los costes respecto a la media. Un local dañado no solo pierde lo que arde. Pierde clientes, confianza y tiempo.
El coste medio de reparar un local tras un incendio de origen eléctrico ronda los 1.500 a 5.000 euros. Pero eso solo es el principio. En muchos casos, hay que rehacer instalaciones, reformar la estructura y cumplir nuevas exigencias para volver a abrir.
La responsabilidad no se delega: es del titular del negocio
Delegar la prevención de incendios a la buena suerte es una temeridad. La responsabilidad legal y administrativa recae siempre sobre el titular. Las actas de revisión trimestral deben conservarse, estar firmadas por el responsable del establecimiento y ser accesibles a la inspección de la comunidad autónoma. Un fallo puede suponer sanciones, pérdida del seguro o incluso la clausura del negocio.
Protección contra incendios: una inversión, no un gasto
No es romántico hablar de normativa, ni de informes de seguridad. Pero es necesario. La prevención contra incendios en comercios es una obligación legal y un escudo frente a lo inesperado. Y más aún, es una inversión a largo plazo. En el momento en que se produce un conato, los segundos cuentan. Y solo quien ha hecho los deberes a tiempo tiene la capacidad de reaccionar antes de que la historia se escriba en titulares trágicos.
