El incendio en un bar de Córdoba reabre el debate sobre seguridad en cocinas: humo, caos y una lección necesaria

El incendio en un bar de Córdoba reabre el debate sobre seguridad en cocinas: humo, caos y una lección necesaria.

Córdoba, 15:45 horas. El calor aprieta y la rutina vespertina discurre mansa en la zona de Fleming, donde la vida suele marchar al compás de cafés tardíos y terrazas a medio llenar. Pero el 16 de julio, la calle Doctor González Amigó se convirtió en un hervidero de humo y sirenas, cuando una densa columna negra comenzó a brotar de los bajos de un edificio. No era niebla. No era vapor. Era un incendio declarado en la cocina de un popular bar, que en cuestión de minutos alteró la respiración del barrio.

La llamada al 112 movilizó a varias dotaciones del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) del Ayuntamiento de Córdoba, además de a la Policía Local, que cortó el acceso rodado sin contemplaciones. La cocina, esa trinchera del día a día en la hostelería, se convirtió en epicentro del caos. Y no es la primera, ni será la última.

El humo se colaba por rendijas, trepaba por las paredes y alarmaba a los vecinos. Las imágenes eran elocuentes: cocineros fuera, gente evacuada, cintas policiales ondeando como banderas de guerra. Todo porque una cocina ardió más de lo que debía, y porque nadie previó lo que era evitable.

Sistemas de extinción para cocinas: el gran olvidado de la prevención

La escena cordobesa no es exclusiva. En este país, donde se fríe más que se hierve, los sistemas de extinción para cocinas deberían ser tan comunes como el aceite de oliva. Pero no lo son. La costumbre, el ahorro mal entendido y el “eso nunca pasa” hacen que muchos locales operen al filo del desastre.

Un sistema de extinción específico para cocinas no es un simple extintor en la esquina. Es un conjunto diseñado para detectar calor excesivo, liberar agentes extintores sobre fuegos de grasa, cortar la extracción y contener el infierno sin intervención humana. Y, aun así, no todos lo tienen.

Muchos hosteleros cruzan los dedos, confían en la suerte o en que el cocinero se dé cuenta a tiempo. Pero el fuego es traicionero. Llega sin preguntar y, cuando lo hace, no hay pinche que lo detenga. Córdoba ha vuelto a recordarlo.

Precio sistema automático de extinción de incendios en cocinas: ¿cuánto vale tu tranquilidad?

Ahora bien, llegamos al punto que muchos esquivan: el precio sistema automático de extinción de incendios en cocinas. Ese número que parece doler más que una inspección de Sanidad. Pero pongámoslo claro: hablamos de una inversión que puede rondar entre los 1.500 y los 4.000 euros, dependiendo de la superficie, el tipo de cocina, y los riesgos asociados.

¿Caro? Depende. Si lo comparas con las pérdidas de un incendio, con los días de cierre, con las reformas forzosas y con el coste reputacional, parece más bien una ganga. ¿Y si se salva una vida? Entonces es gratis. Porque, a estas alturas, proteger una cocina debería ser ley no escrita, pero grabada en fuego.

En este caso, los bomberos actuaron con la precisión que da la experiencia. El fuego fue controlado a primera hora de la tarde, sin heridos que lamentar. Pero las pérdidas materiales son reales. Y lo más doloroso: fue evitable. Bastaba con haber tenido el sistema adecuado. Uno de esos que, cuando la temperatura supera lo permitido, se activa sin pedir permiso.

Ignifugaciones en la construcción moderna: una asignatura pendiente

Más allá de la intervención rápida, las Ignifugaciones en la construcción moderna deberían ser una constante y no una excepción. Porque, si bien es cierto que los materiales ignífugos no extinguen un fuego, sí ralentizan su avance y ganan tiempo vital para evacuar, actuar y evitar lo peor.

En muchos bares, cocinas y restaurantes, las paredes siguen siendo trampas, los techos escondites del humo, y los conductos de extracción, auténticos toboganes de llamas. La arquitectura de un local no puede diseñarse sin pensar en su vulnerabilidad frente al fuego. Y en eso, seguimos suspendiendo.

Una buena ignifugación, combinada con un sistema automático de extinción, es el equivalente a tener cinturón de seguridad y airbag en el coche. Pero muchos aún circulan sin frenos. Y así, cuando salta la chispa, no hay manual que valga.

Revisar, mantener y educar: el triángulo de la seguridad

Córdoba nos deja, una vez más, la radiografía de lo que ocurre cuando la seguridad es opcional. Porque no basta con instalar sistemas. Hay que revisarlos, mantenerlos y educar al personal para que sepa cómo actuar y cómo prevenir. La prevención no es solo técnica; es también cultura.

En la cocina del bar incendiado, seguramente hubo un fallo puntual, una chispa, un olvido. Pero detrás, hubo años de desidia. Porque, como tantas veces, hasta que no arde, nadie lo toma en serio. Y lo más grave es que seguirá ocurriendo, en otras ciudades, en otros locales, con otros nombres.

No hace falta que vuelva a salir en los periódicos para actuar. Basta con tener dos dedos de frente, mirar alrededor, y entender que la seguridad no es cara: cara es la reconstrucción.

Que no arda tu negocio por falta de previsión

El incendio en la calle Doctor González Amigó ha sido, afortunadamente, contenido. Pero la herida queda abierta. Y si sirve para que otros hosteleros revisen sus instalaciones, será una lección útil.

Desde aquí, invitamos a todos los propietarios de locales con cocina a que evalúen con seriedad sus medidas de protección contra incendios. A que consulten con expertos. A que no escatimen en lo que puede salvarlo todo.

Porque lo único peor que ver tu negocio envuelto en llamas, es saber que lo pudiste evitar y no lo hiciste.