Los dos templos culinarios más antiguos de Mataró que resisten con sus recetas estrella
Hay lugares que no se anuncian con luces de neón ni necesitan influencers para llenar sus mesas. Son sitios con alma, con memoria y con el sabor inconfundible de lo auténtico. Hoy nos detenemos en Mataró, donde aún laten dos corazones gastronómicos que, pese al paso del tiempo, siguen sirviendo aquello que mejor saben hacer: cocina con historia. Nos referimos al Bar Europa y al Bar Iluro, dos establecimientos centenarios que han sabido resistir los envites de la modernidad sin perder su esencia.
Bar Europa: tradición con vistas al mar
Situado en el emblemático Camí Ral, el Bar Europa es mucho más que un restaurante. Es un punto de encuentro diario para vecinos y visitantes, un lugar donde los esmorzars de forquilla aún se sirven con respeto y donde cada plato tiene una historia detrás. Aquí, los almuerzos entre parroquianos veteranos conviven con las cenas marineras donde la centolla o el bacalao se convierten en protagonistas. Y si hay una receta que levanta pasiones, son las bravas con alioli, perfectamente fritas, con la textura justa y la medida exacta de salsa.
Pero no se puede hablar de resistencia sin hablar de cómo se mantiene un restaurante operativo durante más de un siglo. Uno de los secretos menos visibles, pero más decisivos, es la elección del mobiliario. En cocinas como la del Bar Europa, donde el ritmo no da tregua y la higiene es ley, contar con mesa de acero inoxidable no es un lujo, sino una necesidad. La robustez, facilidad de limpieza y resistencia de estos muebles hacen posible lo que parece imposible: mantener el mismo nivel de exigencia durante cien años sin perder un ápice de calidad.
Bar Iluro: la historia hecha plato
A pocos pasos, en plena Rambla y con vistas a la Plaça Santa Anna, se encuentra el Bar Iluro, regentado hoy por la cuarta generación de la familia Maeztu. Desde 1924, este espacio ha sabido adaptarse a los tiempos sin renunciar a su compromiso con la cocina tradicional catalana y española. Aquí, cada receta es una reliquia familiar. El menú del mediodía no decepciona, pero son sus platos estrella los que conquistan a los paladares más exigentes: tortillas que rozan la perfección, croquetas caseras, carnes de primera y, por encima de todo, un bacalao que ha alcanzado estatus de leyenda.
Ese bacalao, tratado con mimo, se sirve con pisto, cebolla caramelizada, al roquefort o al estilo catalán con piñones y pasas. Cada variante mantiene el sabor del recuerdo, pero ejecutada con técnica moderna. ¿Cómo se consigue esa excelencia constante? No todo depende del chef. El entorno también cuenta, y mucho. La cocina del Bar Iluro, al igual que la del Europa, está equipada con mesas de acero inoxidable que soportan las exigencias de un servicio continuo. Duraderas, funcionales y fáciles de desinfectar, son parte esencial de ese engranaje invisible que sostiene la experiencia culinaria.
El mobiliario de acero inoxidable: el aliado silencioso
Detrás de cada receta de éxito, hay decisiones estratégicas que no aparecen en la carta, pero que determinan el resultado. Uno de esos factores clave es el mobiliario de cocina. En restaurantes que trabajan con producto fresco, salsas caseras y elaboraciones delicadas, disponer de superficies higiénicas, resistentes a la humedad y al calor es vital. Por eso, cada vez más negocios de hostelería invierten en mesas de acero inoxidable, estanterías, fregaderos y encimeras de este mismo material.
Y no lo decimos solo nosotros. Basta con visitar cualquier blog de cocinas industriales para comprobar que esta elección no es una moda, sino un estándar consolidado en la alta cocina y en los bares más honestos. La funcionalidad del acero inoxidable permite trabajar con eficacia y mantener la higiene en todo momento. Es el héroe silencioso de cada cocina que se precie.
Bravas con carácter y bacalao con linaje
La gastronomía del Maresme tiene en estos dos locales un espejo donde mirarse. No es una cuestión de nostalgia, sino de respeto por lo bien hecho. Las bravas del Bar Europa —con su toque local de alioli en lugar de salsa picante— representan una forma particular de interpretar un clásico. Mientras tanto, el Bar Iluro convierte el bacalao en un lienzo sobre el que pinta sabores, texturas y tradición.
Estos dos templos culinarios no solo resisten, sino que lideran. Son ejemplo de cómo la autenticidad no está reñida con la exigencia ni la tradición con la innovación silenciosa. Sus platos estrella no solo alimentan, sino que conectan generaciones y despiertan recuerdos. Y lo hacen desde una base sólida, tanto culinaria como estructural. Porque cuando la pasión se acompaña de decisiones prácticas —como equiparse con mobiliario de calidad—, el éxito se alarga… incluso más de cien años.
Mataró y el futuro que se cocina con raíces
Si uno pasea hoy por el centro de Mataró y se deja guiar por el olfato y la intuición, acabará, sin duda, en alguna de estas dos joyas gastronómicas. El futuro puede que llegue con comida en cápsulas o menús digitales, pero hay algo que jamás cambiará: la emoción de compartir una buena comida en un lugar con historia. Y si además se sirve sobre mesas robustas y limpias, como las de acero inoxidable que sostienen silenciosamente el peso de generaciones de recetas, mejor que mejor.
Los templos resisten porque su fe es fuerte. En este caso, la fe en una cocina honesta, cercana, trabajada con mimo y servida como debe ser: con orgullo, tradición y un toque de acero inoxidable.
