Nuevos usos urbanos y mayores exigencias de seguridad: la transformación normativa en viviendas y trasteros

Nuevos usos urbanos y mayores exigencias de seguridad: la transformación normativa en viviendas y trasteros. Actualización del CTE y refuerzo integral de la seguridad en edificios residenciales. 

La última revisión del Código Técnico de la Edificación (CTE) ha supuesto un cambio estructural en la forma en que se diseñan y se conciben los edificios residenciales en España. La expansión de los trasteros de alquiler, el incremento de los pisos turísticos y la incorporación de nuevos usos urbanos han generado escenarios que requieren medidas de seguridad más estrictas y adaptadas a los riesgos actuales.

Esta reforma, ya en vigor, establece requisitos más rigurosos en espacios comunes, escaleras, trasteros independientes y zonas de almacenamiento, modificando de manera significativa los criterios tradicionales de evacuación y resistencia al fuego.

Tener extintores adecuados para reforzar la seguridad

Los nuevos hábitos urbanos han dado lugar a un mayor tránsito de usuarios que no conocen los edificios, elevando la presión de evacuación y aumentando la probabilidad de incidentes en áreas mal sectorizadas o insuficientemente protegidas. Ante esta realidad, el marco normativo se alinea con las necesidades contemporáneas y exige configuraciones arquitectónicas más seguras, robustas y controladas.

En este contexto, se vuelve imprescindible comprar extintores adecuados para reforzar los sistemas de intervención temprana en áreas sensibles, especialmente aquellas que presentan un uso intensivo y diversa rotación de ocupantes.

Exigencias específicas para espacios de almacén y trasteros independientes

La incorporación del «uso almacén» en entornos residenciales es una de las modificaciones más relevantes del CTE. Cada vez más edificaciones incluyen trasteros independientes, mini-almacenes y espacios auxiliares que, al no estar vinculados directamente a las viviendas, representan un riesgo añadido. Estos recintos deberán incorporar soluciones como detección automática, sistemas de extinción fijos, vestíbulos de independencia y cerramientos con resistencia al fuego reforzada.

Además, el aumento en la diversidad del tipo de materiales almacenados —equipamiento deportivo, herramientas, combustibles domésticos, mobiliario y objetos inflamables— obliga a implementar dispositivos de control adicionales. Para garantizar una respuesta más efectiva ante emergencias, los edificios deben contar con equipos como extintores co2, esenciales para actuar en incendios de origen eléctrico o en situaciones que requieren agentes limpios que no dejen residuos.

La reforma persigue un objetivo claro: asegurar que los espacios de almacenamiento funcionen como unidades completamente sectorizadas, reduciendo el riesgo de propagación del fuego hacia las zonas comunes y ofreciendo tiempo suficiente para una evacuación segura.

Nuevos criterios para salidas de planta y limitación de escaleras abiertas

Uno de los cambios más profundos del CTE recae sobre el concepto de las salidas de planta. Las tradicionales escaleras abiertas pierden la validez que tenían como vías de escape, debido a su incapacidad para contener humo y calor en un escenario de incendio. Desde ahora, solo pueden considerarse rutas de evacuación si se encuentran completamente compartimentadas y si cumplen con los estándares de estanqueidad al fuego.

En este nuevo marco regulatorio, garantizar una proteccion contra incendios eficaz pasa por diseñar espacios verticales protegidos, con barreras resistentes al fuego, sistemas de extracción de humos y accesos claramente diferenciados. Esta transición obliga a los promotores y arquitectos a replantear la distribución interior de los edificios, alcanzando mayores niveles de seguridad y reduciendo la vulnerabilidad estructural.

La medida responde a la necesidad de crear vías de evacuación seguras y libres de humo, especialmente en inmuebles con alta rotación de usuarios, como viviendas turísticas o edificios con trasteros externos.

Obligaciones para nuevas edificaciones y reformas integrales

Todos los proyectos que soliciten licencia a partir del 10 de noviembre deben cumplir estrictamente con la nueva regulación. Esta obligación afecta tanto a obras nuevas como a rehabilitaciones integrales que modifiquen de forma sustancial la configuración original del edificio. El objetivo es reforzar la resistencia al fuego en todo tipo de estructuras, protegiendo no solo los espacios interiores, sino también huecos, pasos de instalaciones y sectores de evacuación.

La normativa incide en la necesidad de que los edificios resistan el tiempo suficiente para permitir la autoevacuación de los ocupantes, evitando colapsos prematuros y reduciendo el riesgo de atrapamientos. Esto exige una mayor calidad en los materiales constructivos, instalaciones bien sectorizadas y sistemas complementarios de seguridad que actúen de manera coordinada.

Impacto urbanístico y adaptación en comunidades como Galicia

El crecimiento de nuevos usos urbanos ha sido especialmente evidente en regiones donde los bloques de viviendas han incorporado espacios de almacenamiento externos al uso residencial clásico. En comunidades como Galicia, donde la proporción de trasteros de alquiler ha aumentado, la normativa adquiere un papel fundamental. La diversidad de usuarios y la naturaleza variable de los materiales almacenados incrementan los riesgos y requieren una evaluación individualizada en cada caso.

La nueva normativa proporciona un marco que obliga a los edificios a prepararse para un abanico más amplio de escenarios, integrando soluciones arquitectónicas específicas como vestíbulos de independencia, puertas EI2 con cierres automáticos y sistemas avanzados de control del humo.

Mayor seguridad para unidades residenciales con alta rotación de ocupantes

Los pisos turísticos, cada vez más comunes en las ciudades, introducen desafíos particulares. La rotación permanente de visitantes supone un ambiente donde los usuarios no conocen la distribución del edificio, las rutas de evacuación ni los equipos de seguridad disponibles. Esto incrementa la necesidad de señalización visible, iluminación de emergencia efectiva y distribuciones interiores claras y accesibles.

En este sentido, la normativa exige reforzar tanto la seguridad activa como la pasiva. Sistemas como detección automática, hidrantes, extintores portátiles y compartimentación de pasillos se convierten en elementos imprescindibles para garantizar la protección del conjunto del inmueble.

Sectorización avanzada y resistencia estructural optimizada

Otro de los pilares del nuevo CTE es la expansión de la sectorización en zonas críticas del edificio. Se intensifica la obligación de compartimentar los espacios mediante muros con resistencia al fuego certificada, puertas cortafuegos con autocierre, falsos techos resistentes y suelos que retrasen la degradación estructural.

La sectorización no solo protege a los ocupantes, sino que también permite a los equipos de emergencia actuar con mayor precisión, conteniendo el fuego en sectores específicos y evitando la destrucción total del inmueble.

Una normativa que anticipa los riesgos urbanos del presente

Las ciudades actuales presentan usos arquitectónicos heterogéneos que requieren respuestas técnicas avanzadas. La actualización del CTE adapta las edificaciones a un entorno cambiante, más dinámico y con mayor densidad de ocupantes. Con estos cambios, se garantiza que los inmuebles no solo cumplan con las exigencias legales, sino que ofrezcan una seguridad reforzada capaz de responder de manera eficaz ante cualquier incidente.