tablao flamenco, un cambio en lo más profundo de mi ser

tablao flamenco

CARTA DEDICADA A LA “CABEZONA” (…DE MI MUJER)

<<Yo no soy de esos, cari… lo mío es más el rock, ve tu sola>>. Esas fueron las palabras que le solté a mi mujer con la ingenua intención de escaparme de ella y del espectáculo al que me quería llevar. 

Pero afortunadamente para mí, ella es de lo más cabezona y casi siempre consigue lo que se propone. Así que tras insistirme durante todo el camino a casa claudiqué y le dije que sí… 

Total, que con el estómago hasta arriba de comida de la cena que nos pegamos juntos en nuestro restaurante preferido, y con dos o tres copas de vino, entré en aquel tablao flamenco.

Confieso que la idea de escuchar un cante flamenco me producía cierta somnolencia que el vino tinto acentuaba cada vez más, pero ustedes no conocen a mi mujer… y en ciertas ocasiones es mejor no llevarle la contraria. En fin, que agarro la mano de mi mujer y nos sentamos en las sillas de aquel tablao flamenco y esperamos que comience el show. Hay más gente de la que me apetecía aguantar, pero se ve que los espectadores de flamenco son todos muy serios y respetuosos con los artistas… así que todos ellos esperaban pacientes y calladitos a que comenzara el show de flamenco.

Las copas de vino que nos tomamos en la cena ya se hacían notar en forma de ganas de ir al baño, así que me dispuse a levantarme y hacer mis necesidades más básicas. Pero no llegué a incorporarme del todo cuando las luces del tablao flamenco empezaron a moverse y me vi obligado a sentarme de nuevo.

En ese momento no sabía cuánto podría durar un espectáculo de flamenco como ese y tal vez de haberlo sabido no hubiera permanecido sentado; pero fue cuando al primer rasgado de guitarra llegó a mis oídos que me quedé paralizado en la silla. 

Fue como si me hubieran hipnotizado, pues de pronto las ganas de ir al baño desaparecieron. Os aseguro que aquel hombre era un verdadero genio de la guitarra y del flamenco más puro. Y me diréis… ¿Cómo alguien como tú que no le gusta el flamenco puede discernir el flamenco puro del que no lo es?

Estoy de acuerdo; una persona que no tiene interés por cierta cosa poco o nada puede saber sobre esa cosa. Pero el hombre que entró en ese tablao flamenco en sevilla y el hombre que salió fueron dos personas distintas.

Todo cambia, y yo cambié. Tuve lo que se dice una catarsis y desde entonces me he vuelto un “enamorao” del flamenco más puro. El tablao flamenco que cambió mi vida y la manera en la que veo y siento el mundo que me rodea se llama: tablao flamenco Andalusí.

Ahora paseo por las calles del  barrio del Arenal, junto a la Plaza de toros de la Real Maestranza y recuerdo aquel espectáculo Flamenco como una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. 

Y todo gracias a ti, cariño… te quiero.