¿El nuevo dispositivo portátil Oilvent sustituye a la campana extractora? No cumple con la normativa española vigente

¿El nuevo dispositivo portátil Oilvent sustituye a la campana extractora? No cumple con la normativa española vigente

La altura de la campana extractora y su motor siguen siendo claves para cumplir la normativa en el sector del mobiliario de hostelería

España, agosto. Nos levantamos una mañana cualquiera y alguien nos quiere convencer de que ha nacido la panacea de la extracción de humos en cocinas profesionales.

El milagro tiene nombre: Oilvent, un dispositivo portátil que, según proclama su propaganda, promete lo que nunca nadie logró: sustituir a una campana extractora profesional. Pero no se dejen engañar por cantos de sirena ni por titulares desbordados de entusiasmo. Esto no es la llegada del Mesías, es una maniobra de marketing con tufillo a humo mal evacuado.

Normativa española: clara y estricta

Porque en España —aunque a veces no lo parezca— hay normas, hay reglas, y hay sentido común. Y todo aquel que se haya metido en harina en una cocina industrial sabe que la normativa española es clara y estricta con respecto a la altura campana extractora, el tipo de motor de campana extractora, y la correcta instalación del mobiliario de hostelería.

Vamos por partes. Que hay mucho que contar. Y sí, con la crudeza y la claridad con la que se cuentan las cosas importantes. Como las que huelen a fritura mal gestionada.

¿Qué es Oilvent y por qué ha levantado tanta polvareda?

El cacharro en cuestión, Oilvent, se nos presenta como una solución para aquellos locales sin salida de humos. Funciona por filtración y se cuelga como quien cuelga una lámpara. Ideal para food trucks, cocinas efímeras o locales “sin instalación fija”. Hasta ahí, todo bien. Pero que no nos vendan motos. Ni extractores portátiles como si fueran campanas homologadas. Porque no lo son. Y la legislación no se modifica por obra y gracia del marketing.

La realidad es que, aunque el dispositivo tenga buena intención, su uso no exime a los locales de cumplir con el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), ni con las normas de salubridad y seguridad alimentaria establecidas por Sanidad. Y ahí está el quid: Oilvent no cumple con la normativa española vigente. Lo dijo el Ministerio, lo repiten los técnicos, y lo comprueban cada día los inspectores.

La normativa española exige más que un simple filtro

Las campanas extractoras no son decorado. Son un elemento técnico imprescindible en cualquier cocina profesional. Su instalación no se deja al libre albedrío del emprendedor ni del diseñador de interiores con ínfulas nórdicas. Existen exigencias mínimas:

  • Altura de la campana extractora: debe colocarse a una distancia que garantice una eficaz captación de humos y vapores, sin que interfiera con la seguridad del personal.
  • motor campana extractora: debe tener la potencia adecuada para el volumen de trabajo del local, con capacidad para mantener un caudal constante y eficaz.
  • Mobiliario hostelería: todos los elementos deben ser de fácil limpieza, resistentes al fuego, y configurados para cumplir la trazabilidad y la higiene reglamentaria.

Y todo esto no es capricho de burócratas. Es prevención de incendios, salud laboral y control sanitario. Sin esto, lo que hay es un juego peligroso entre grasa acumulada y ventilación ineficaz.

¿Qué dice la inspección sanitaria sobre estos dispositivos?

Los inspectores no se dejan impresionar por gadgets de diseño bonito. Lo que buscan —y exigen— es que la cocina tenga sistemas de evacuación mecánica adecuados y homologados. Y no, Oilvent no lo es. Puede complementar, sí. Puede usarse en contextos muy concretos, con limitaciones claras, también. Pero no sustituye a una campana extractora industrial.

Y no lo decimos nosotros por afán de llevar la contraria. Lo ha dicho el Ministerio de Industria: los aparatos portátiles no están exentos de cumplir con la normativa general de ventilación en cocinas. De hecho, se considera que solo una campana conectada a un conducto de extracción hacia el exterior, con filtros adecuados y caudal suficiente, puede garantizar una evacuación segura.

El peligro de las soluciones a medias: ni ahorro ni eficacia

En la fiebre por reducir costes y evitar reformas, muchos locales apuestan por “soluciones” como Oilvent. Y lo que consiguen es un problema mayor. Porque cuando llega la inspección, lo que hay es una sanción, una obligación de cierre o adecuación inmediata, y un gasto doble: el del aparato milagroso y el de la reforma que debieron hacer desde el inicio.

El sector del mobiliario hosteleria sabe bien de estas historias. Porque no hay fabricante serio que venda campanas sin advertir de las condiciones de instalación. Lo mismo con los motores para campanas extractoras: no es lo mismo un motor doméstico que uno industrial, ni en potencia, ni en durabilidad, ni en seguridad.

¿Qué debe tener una instalación de extracción profesional?

1. Una campana extractora de dimensiones adecuadas, con filtros de grasa, antillamas y de carbón activo si fuese necesario.

2. Un motor de campana extractora calculado para la carga térmica y de trabajo del local. Y que funcione a pleno rendimiento, no a base de parches o silencios sospechosos.

3. Un sistema de evacuación al exterior, con chimenea, válvulas de retención, y rejillas con protección contra la entrada de fauna o retorno de humos.

4. Una correcta altura de instalación de la campana, que asegure la captura de los vapores sin riesgo para el personal ni pérdida de eficacia.

5. Supervisión técnica y certificación. Porque en cocina, lo improvisado es enemigo de lo seguro.

Oilvent puede ser bonito, pero no es legalmente suficiente

Lo diremos sin ambages: Oilvent no es una alternativa válida ni legal a la instalación de una campana extractora tradicional en cocinas industriales. Quien lo compre debe saber que lo hace como complemento —si acaso— y nunca como sustituto homologado. Y quien instale una cocina sin sistema de extracción adecuado, lo que está haciendo es jugar con fuego. Literalmente.

El mobiliario de hostelería profesional requiere soluciones profesionales. No hay atajos que valgan. No hay milagros tecnológicos que eliminen la grasa y los humos sin cumplir con la ley. Y quien diga lo contrario, probablemente está más interesado en vender que en proteger.