Cómo utilizar un extintor

Cómo utilizar un extintor como Dios manda (y no liarla en el intento)

Si alguna vez has sentido que un extintor es tan misterioso como el mando del aire acondicionado de un hotel… no estás solo. Pero ojo, porque cuando el fuego aprieta, saber cómo utilizar un extintor puede marcar la diferencia entre un buen susto o una tragedia. Vamos a contártelo como lo haría el maestro Carlos Herrera: con claridad, elegancia, un poco de picardía… y sin rodeos.

Antes de entrar en faena: asegúrate de que el extintor está operativo

Lo primero es lo primero: no todos los extintores están preparados para la acción. Por eso, antes de convertirte en héroe, fíjate en un detalle importantísimo: el manómetro. Esa aguja, casi siempre olvidada, debe estar en la zona verde. Si está en rojo o ni aparece… mal asunto. Un extintor sin presión es como un político sin discurso: inútil y peligroso.

Muchos hogares, oficinas y hasta bares tienen extintores ABC, que son la opción más versátil. Estos sirven para fuegos de materiales sólidos, líquidos inflamables y gases combustibles. Son un poco como el jamón ibérico: sirven para todo y siempre vienen bien. Pero cuidado, que no valen para freidoras ni aceites, ahí necesitas otro tipo. Ya hablaremos de eso otro día, que hoy nos centramos en lo general.

Colócate bien y apunta donde duele: la base del fuego

Una vez verificado que el extintor tiene presión y retirado el pasador de seguridad (esa especie de anilla que parece decoración pero no lo es), llega la parte seria. Sitúate a unos 3 metros de distancia, preferiblemente con el viento a tu espalda. Y si no hay viento, pues sin perder la calma, evita estar justo frente al humo o las llamas.

Apunta siempre a la base del fuego, nunca a las llamas directamente. Es como en la política: si no atacas la raíz del problema, todo se queda en un espectáculo inútil. Este paso es vital para que la descarga sea efectiva y el fuego no se ría en tu cara.

Y aquí aprovechamos para recordarte una cosa que pocos hacen: comprar extintor coche no es una idea loca, es un acto de responsabilidad. No sabes cuántos incendios comienzan por un cortocircuito bajo el capó o por un descuido con el mechero en el asiento trasero. Tener un extintor en el maletero es como llevar el cinturón abrochado: puede que nunca lo uses, pero si llega el momento, te salva la vida.

Descarga con decisión y en movimiento, pero con estilo

Ahora viene el momento clave. Aprieta la palanca superior y realiza una descarga de prueba de uno o dos segundos. Si funciona correctamente, continúa la descarga en movimientos de zig zag, de lado a lado, sin perder el objetivo: apagar por completo el foco del fuego.

Mantén el extintor en posición vertical, no lo agites como si fuera un cóctel en una terraza de verano. El movimiento debe ser firme, constante, como si fueras a barrer la base del fuego. Cuando veas que las llamas ceden, no te confíes: sigue rociando hasta asegurarte de que no hay posibilidad de rebrote.

Y si todavía te quedan dudas sobre cómo actuar ante un incendio en el vehículo, te recomendamos leer estos consejos para el extintor coche que todo conductor responsable debería conocer. Lo dicho: más vale prevenir que lamentar.

Finaliza como un profesional: identifica que el extintor ha sido usado

Una vez extinguido el fuego, deja el extintor en el suelo en posición horizontal. Sí, en horizontal. No es una manía de los bomberos, es una forma clara de indicar que el extintor ha sido utilizado y necesita recarga. Si lo dejas de pie, puede pasar desapercibido, y en una próxima emergencia podría estar vacío sin que nadie lo sepa.

Y no, no lo guardes de nuevo en su sitio como si nada. Informa a quien corresponda o llama al servicio técnico. Un extintor usado es como un paraguas roto después de una tormenta: ya no sirve hasta que lo arreglen.

Errores comunes al usar un extintor que debes evitar

Sabemos que el pánico no ayuda, pero si puedes evitar estos fallos comunes, aumentarás tus probabilidades de éxito:

  • No apuntes a las llamas. Como ya dijimos, ataca la base.
  • No te acerques demasiado. El calor puede ser intenso y peligroso.
  • No uses cualquier extintor para cualquier fuego. Por ejemplo, uno de polvo no es recomendable en fuegos de grasa en cocina.
  • No olvides hacer la descarga de prueba. Puede estar bloqueado o defectuoso.

Mantenimiento y revisiones: lo que casi nadie hace (y debería)

Un extintor, como un buen vino, necesita mantenimiento. Revisa periódicamente la presión, el estado de la boquilla, la etiqueta y la fecha de caducidad. Las normativas indican que deben someterse a revisiones anuales por una empresa certificada. Si no lo haces, el día que lo necesites puede fallarte, y eso no es nada gracioso.

Además, si tienes uno en casa, en el coche o en la oficina, asegúrate de que todos los que estén en ese lugar sepan usarlo. Una formación básica puede ser la diferencia entre apagar un conato o tener que llamar al seguro (y rezar).

Utilizar un extintor no es complicado, pero sí requiere cabeza, rapidez y algo de conocimiento. En una situación de fuego, los nervios pueden jugar malas pasadas. Por eso, la información es poder. Ten siempre a mano un extintor adecuado, revísalo con frecuencia, aprende cómo usarlo antes de que lo necesites y comparte este conocimiento.