Enseñar a los alumnos a usar un extintor ¿sí o no?

Extintores en las aulas, ¿enseñarles a usarlos?

Dos profesores de primaria, Marcos y Ana, trabajaban juntos en el mismo colegio. Un día, mientras tomaban un café en la sala de profesores, comenzaron a discutir sobre si era necesario o no realizar una clase especial sobre cómo utilizar los extintores en caso de incendios.

Marcos sostenía que no era una prioridad, que los extintores eran fáciles de utilizar y que los niños podrían aprender en caso de necesidad. Ana, por su parte, argumentaba que era importante tener una preparación previa en caso de un posible incendio, para que los niños supieran exactamente cómo actuar en una situación de emergencia.

El profesor era muy bueno convenciendo, y esta vez no iba a ser menos… logró convencer a Ana de que no era necesario preocuparse demasiado por ello, que existían otras prioridades más importantes en el trabajo diario con los alumnos. A partir de ese momento, ambos profesores comenzaron a llevarse genial, compartiendo muchas ideas y pensamientos en común. Incluso, empezaron a sentir una atracción mutua que terminó convirtiéndose en un romance secreto entre ellos.

Sin embargo, un día, ocurrió un desastre. Una pequeña chispa originó un incendio en las aulas del colegio. Los niños y los profesores se asustaron mucho y comenzaron a correr por el edificio, sin saber qué hacer. A pesar de que tenían extintores cerca, nadie sabía exactamente cómo utilizarlos. La situación se volvió caótica y aterradora.

Por suerte, los bomberos llegaron a tiempo y lograron controlar el fuego, evitando así pérdidas humanas. Sin embargo, los daños materiales fueron considerables. El edificio quedó muy dañado y gran parte del material escolar se perdió. La dirección del colegio abrió una investigación para determinar las causas del incendio y las medidas que se debían tomar para evitar futuras emergencias.

Marcos y Ana sintieron una gran culpa por no haber prestado atención a la importancia de enseñar a los niños cómo utilizar correctamente un extintor. Ambos comprendieron que habían cometido un grave error al menospreciar la formación en prevención de incendios. Lamentaron profundamente el daño causado a los niños, a sus familias y a la comunidad escolar en general.

A pesar de que el romance entre Marcos y Ana continuó, nunca más volvieron a discutir sobre la importancia de enseñar a los niños cómo actuar en caso de emergencia. Aprendieron de su error y se comprometieron a hacer todo lo posible para ayudar a los niños a estar mejor preparados en el futuro.