A las 05:56 de la madrugada del jueves, mientras muchos aún estaban con la cabeza en la almohada, en la cocina del hotel Isla y el Mar, en la calle Reina Sofía de Puerto del Carmen (Lanzarote), alguien se llevó un buen susto. Una freidora empezó a hacer de las suyas y se declaró un incendio. No hubo heridos, por suerte. Pero este tipo de situaciones son un aviso a gritos: ¿de verdad estamos preparados?
No fue casualidad que no pasara a mayores
Cuando los equipos de emergencia llegaron al lugar, el personal del hotel ya había actuado. No con cubos de agua ni rezando a la Virgen, sino como debe hacerse: rápido, con criterio, y seguramente con un buen extintor cerca. Porque no hace falta un incendio forestal para que un edificio arda; basta con una cocina mal gestionada. En ese tipo de entornos, los extintores no son decoración: son la diferencia entre un susto y una tragedia.
La importancia de estar listo antes de que huela a humo
Habría que preguntarse cuántos hoteles, bares o incluso casas tienen un equipo contra incendios en condiciones. ¿Tienes uno en casa? ¿Sabrías cómo usarlo? Porque comprar un extintor no es como comprar pan: requiere saber qué necesitas, dónde colocarlo y cómo actuar si llega el momento. Y sí, más de uno se da cuenta demasiado tarde.
No es solo en hoteles: las ambulancias también deben estar equipadas
Un detalle que pocos mencionan es que los vehículos de emergencia también deben estar protegidos. Un incendio no respeta profesiones. De hecho, muchas veces se olvida que las ambulancias, mientras salvan vidas, pueden ser también víctimas del fuego si no cuentan con la dotación adecuada. Por eso es clave que este tipo de unidades cuenten con los equipos adecuados, como los que se detallan en extintores en ambulancias.
La diferencia la marcan los primeros minutos
Una freidora ardiendo puede convertirse en un monstruo en segundos. Los primeros cinco minutos de un incendio son clave. Es el margen que tienes para actuar antes de que las llamas digan “aquí mando yo”. El personal del hotel reaccionó como debía, y eso evitó una desgracia mayor. Pero no todos los días hay suerte. Por eso, tener un extintor es tener tiempo. Y tener tiempo es tener control.
Ventiladores, electricidad cortada y una historia con final feliz
Tras controlar el fuego, los bomberos hicieron lo que tocaba: cortar el suministro eléctrico y usar electroventiladores para sacar el humo. Todo muy técnico, muy profesional. Pero lo importante no es cómo terminó, sino cómo empezó. Y sobre todo, cómo se contuvo. Sin pánico, sin errores, con herramientas. Así se enfrenta un conato de incendio.
El coste de no estar preparado
¿Sabes cuánto cuesta un extintor? ¿Y sabes cuánto cuesta reconstruir una cocina, reparar un techo chamuscado, o indemnizar a clientes asustados? La diferencia es obscena. A veces, por ahorrarse unos euros, la gente pone en juego todo. Tener un extintor es barato. No tenerlo puede salir carísimo. Pero claro, eso solo se entiende cuando las llamas ya te están calentando los pies.
Formación, sentido común y prevención
Un extintor no sirve de nada si nadie sabe usarlo. Por eso, además de tenerlos, hay que formar al personal. Saber cómo reaccionar, qué hacer primero, y cómo contener un conato marca la diferencia. No se trata solo de apagar fuegos, sino de evitar que empiecen. Es sentido común, pero parece que no todo el mundo lo tiene claro.
Revisión y mantenimiento: lo que muchos olvidan
Otro fallo común: tener un extintor lleno de telarañas. Los equipos contra incendios deben revisarse y mantenerse en buen estado. Un extintor sin presión, caducado o mal colocado es tan inútil como una linterna sin pilas en mitad de un apagón. Cada año se deben revisar. ¿Lo estás haciendo?
El fuego no perdona despistes
Este incidente en Lanzarote no terminó en desgracia gracias a una cadena de decisiones acertadas. Pero también porque hubo suerte. Y el fuego no siempre perdona. Una chispa, una sartén olvidada, una instalación eléctrica en mal estado… cualquier cosa puede ser el principio del caos. Y entonces no vale lamentarse, vale reaccionar.
¿Y tú, estás listo?
Este tipo de noticias deberían hacernos reflexionar. Si en tu trabajo, en tu casa, en tu negocio, no hay un plan, un extintor accesible y alguien que sepa usarlo, tienes un problema. Y no uno pequeño. Uno que puede arruinarte la vida en minutos. Porque cuando llega el humo, ya es tarde para improvisar.